Por Andrés
Iban a hacer las 8 de la mañana del viernes y a la altura de Casablanca había una niebla espesa que no dejaba ver bien la carretera. Éramos unos de los pocos que se dirigían de Viña a Santiago y no al revés: hordas y hordas de autos iban a la playa a pasar el finde largo y nosotros nos íbamos a encerrar a una olla caliente y sucia que es la capital del país.
Mamá iba manejando seria, sin despegar los ojos de la carretera y con las manos bien agarradas del volante. No hablamos mucho, yo iba escuchando mi música con mis audífonos y ella un cd viejo de Ricky Martin.
Déjame manejar a mí, a ti te cuesta mucho- le dije mientras llegábamos al peaje, ella no me respondió nada, solo se limitó a sonreírme con desdén y a pedirme la cartera del asiento trasero.
Cuando era chico siempre fumabas en el auto cuando manejabas tramos largos- le dije, pero se demoró en contestarme.
Ahora fumo menos, no quiero terminar ronca y arrugada como la Sole. Si no hay trago de por medio no fumo- me contestó sin mirarme y con un tono de voz estático, sin inflexiones.
Llegamos a eso de las diez a Santiago. Yo me pierdo cuando manejo en la capital, y sí o sí tengo que usar el GPS, pero mi vieja se mueve con toda soltura por las calles, se sabe todos los atajos y todos los trucos para no perderse entre tanto auto, tanto Transantiago y tanto weón histérico. Lo primero que hicimos fue irnos a Providencia al departamento que comparte mi hermano con otro amigo que también estudia en la misma academia que él. Este fin de semana largo mi hermano estaba solo. Mi mamá tiene llaves, así que entró sin avisarle a nadie. Mi hermano se estaba duchando, curiosamente todo estaba ordenado, la Play con los controles y los juegos guardados, los cojines en el sofá y los platos lavados. Húmedo y oliendo a Axe, sospechosamente pasado a trago y con ojeras, mi hermano me abrazó a mí y a mi mamá. Mientras mi mamá revisaba la despensa y el refrigerador viendo qué mierda comían los dos trogloditas, yo veía tele y mi hermano se vestía en su pieza.
Voy a ir a visitar a unas amigas en Manquehue, quieres ir conmigo, Andrés?- Me preguntó mi vieja, sabiendo a ciencia cierta que le diría que no. Me dejó algo de plata para que con mi hermano fuéramos a almorzar algo por ahí. No bien mi vieja cerró la puerta del departamento, mi hermano lanzó un suspiro hondo y tiró al sofá la toalla mojada con la que se secaba el pelo.
¡Estuvo heavy el carrete, weón!- le pregunté a mi hermano haciéndome el zorrón.
No tení idea, ayer fuimos a Murano a chanear y me traje a una maraca al depa, se fue hace como
veinte minutos atrás- me dijo mientras se rascaba el ombligo.
Me hubieras llamado, weón tonto, así nos hubiéramos demorado más. ¿Te imaginai si mi vieja te pilla
con una maraca acá en el depa? al menos a mí me tiene más vigilado y me la perdona, pero a ti no- y un silencio largo se hizo presente entre los dos mientras él estaba en la cocina y yo frente al televisor.
Decidimos dormir una siesta y levantarnos a eso de las dos. Cuando nos levantamos, este weón llamó a un amigo para decirle que nos juntaríamos en el Tip y Tap del Parque Arauco a almorzar. Mientras íbamos en el metro me di cuenta que nunca podría brillar al lado de mi hermano: él la máxima reencarnación de los Ossandón, alto y buenos músculos, masculino y sexy, y yo todo lo contrario a él, un weón normal, ni zorrón ni alternativo, ni punketa ni flayte. Pedí un chacarero, una porción de papas fritas y un schop de Cristal. Era el único en la mesa sin lentes polarizados ni ropa visiblemente de marca. Eran tres contra uno, hablando de minas con apellidos raros, de carretes en departamentos, de discos y de perro zorro flaco viejo papá, yo solo me limité a tragar lo que había pedido.
Después del almuerzo, mi hermano y sus dos amigos se quedaron en el Starbucks tomando frapuccinos, yo sólo le pedí que me pasara las llaves del departamento para irme a pasar la tarde ahí. Ya adentro del depa, me metí al baño a masturbarme viendo porno por el celular.
Estaba durmiendo cuando me llama mi vieja para avisarme que nos pasaría a buscar a eso de las ocho para ir a cenar al departamento del papá. Llamé a mi hermano y lo esperé mientras le comía el último poco de Chocapic que le quedaba en la cocina.
Llegamos al otrora departamento de la familia convertido en el loft de soltería de mi viejo. Mamá nos tenía preparado un salmón al horno, puré y ensalada. Estábamos los cinco: mi hermana Rosario, su marido, mi hermano, mi vieja y mi viejo. A él no lo veía desde febrero, muy pocas veces hablé con él por teléfono y pocas ganas tenía de verlo. Mis otros dos hermanos lo abrazaban y se reían con él, yo solo me limitaba a tomar de mi botellín de cerveza y mirar por el balcón al cerro San Cristóbal.
¿Qué cuentas Andrés, cómo te ha ido en la u?- me preguntó mi viejo antes de llevarse un trozo de comida a la boca, justificando lo corta de su pregunta.
Bien, me ha ido bien. Ahora estoy interesado en aprender Francés e irme a Paris a un intercambio- le dije sin despegar la mirada de mi copa de vino blanco que movía con las dos manos.
En ese caso -hijo- ándate a estudiar a Sao Paulo, así nos ahorramos la estadía al quedarte en casa de los tíos, aparte ir a visitarte para las fiestas sería un pretexto- me dijo irónicamente, soltando una carcajada asquerosa que nos mostraba lo que tenía en la boca a todos los presentes.
Quería responderle en mala, quería lanzarle la pesadez que lo sacara de combate, sacarle en cara lo benevolente que fue con mis dos hermanos al mandarlos de intercambio una a Inglaterra y al otro a Canadá, mientras que a mí con suerte me ofrecía irme a Brasil, sabiendo bien que quién tendría que correr con los gastos sería mi familia materna y no él. No le dije nada, me quedé callado mientras me tomé al seco el concho caliente de vino blanco mientras en la cabecera él peleaba con el cuchillo y el salmón, mirándome con rabia a los ojos. Nunca fui su hijo favorito, yo siempre crecí deseando no ser hijo de él.
Mamá se quedó a dormir ahí, yo me fui con mi hermano a su departamento. Con su compañero salieron a carretear con unos giles, yo me quedé viendo una película en el Isat. A la mañana siguiente mi vieja nos fue a buscar temprano. Mi hermano iba con feroz caña en el asiento trasero mientras que yo conversaba con mi vieja para encubrir un poco el deplorable estado del otro weón. Nos llevó al Parque Arauco a comprarle un regalo a mi hermana para su Baby Shower. A mí con mi hermano nos ofreció regalarle a mi hermana un juego de mamaderas y saca leche, regalo que consideramos inapropiado tratándose de nuestra hermana. Le pedimos que nos comprara lo que quisiera, siempre y cuando estuviera alejado de las zonas tabú.
Almorzamos algo rápido en el mismo mall, nos devolvimos al departamento, nos arreglamos bien, pasamos a buscar a mi viejo a su departamento y nos fuimos rumbo a Paine, a la casa de los suegros de mi hermana. Mi vieja iba picada, como abuela materna de la nieta le correspondía a ella organizar el Baby Shower, pero como siempre hubo lucha de egos con la vieja del inútil de mi cuñado, la señora esta desembolsó mucha plata en un evento social que bien podría haber sido considerado como matrimonio.
El día partió bien, hacia calor y estaba soleado, pero a eso de las seis de la tarde el cielo se nubló y comenzó a correr un viento que prometía lluvia. Si hubiera llovido, todo habría sido perfecto: todo el cocktail estaba al aire libre. Desafortunadamente no llovió.
Me cargó el lugar, lleno de compañeros de trabajo de mi hermana, familiares del inútil y arribista de mi cuñado, gente linda, gente cool y yo. Mi viejo muy canchero hablando de negocios con su consuegro, mi vieja con una copa de pisco sour en la mano izquierda mostrando un anillo brillante y escandaloso que llevaba en el anular, como queriendo dejar en claro que separada no estaba, mentía. Todos conversaban con todos, todos tomaban y yo solamente comía sentado en un sillón de ratán en una esquina imperceptible.
Pintaba para carrete, iban a ser las 11 de la noche y los más jóvenes se querían quedar carreteando, pero mis viejos como siempre queriendo dar buena impresión y a pesar de estar ambos con la lengua enredada por el copete, decidieron irse. Le sugerí a mi mamá manejar yo, pero de nuevo solo se limitó a mirarme seria sin decirme nada mientras entrábamos al auto. Otra vez más me quedé a dormir donde mi hermano, no quería estar en el mismo lugar con mi viejo. Apenas llegamos al departamento, mi hermano comenzó a llamar a weones para salir a carretear. Se duchó, se arregló e hizo tiempo mientras los amigos lo pasaban a buscar. Me pasó una cerveza y se sentó a conversar conmigo, como en los viejos tiempos. Me preguntó que qué me pasaba, que por qué estaba tan triste y de por qué estaba enojado con el viejo. Solo le respondí que estaba bien, y que estaba enojado con el viejo porque lo consideraba un weón penca por lo que le había hecho a la mamá.
No te metas en nada, ellos dos llevan años en lo mismo. Aparte la mamá es lo suficientemente grande para cuidarse sola, ella no necesita de ti- me dijo como queriendo darle fin a la conversa.
Mientras sacaba otra cerveza del refrigerador, mi hermano me obligó a salir a carretear con él. Que estaba pajero, me decía. Que me faltaba bohemia santiaguina, me decía. En un momento me animé, así que me metí al baño, me lavé la cara, me cepillé los dientes y me cambié de ropa. Mientras esperábamos a que llegaran sus amigos, de nuevo me bajó la lata, y decidí a quedarme en el departamento.
Me auto impuse no abrir el computador, solo lo justo y necesario desde el celular. En un momento me bajó la calentura y abrí el Manhunt, nada me tincó. Busqué a alguien cerca mío por Grindr y tampoco nada me tincó. Me masturbé en el baño y me senté en el living a jugar PES mientras me tomaba todas las cervezas de mi hermano.
En la mañana siguiente mi vieja me pasó a buscar a eso de las 11 al departamento. Nos fuimos al Costanera Center a vitrinear un rato. No tenía muchas ganas de hablarle, solo interactué lo justo y necesario como para pedirle plata. Almorzamos en un restaurant en Providencia, pasamos a despedirnos de mi hermana en Vitacura y nos devolvimos a las 7 de la tarde a Viña.
En la carretera, por la dirección contraria, el taco era enorme. Uno que otro accidente chico se veía y me sentía como pez nadando en contra de la corriente, como bicho raro. Mi vieja iba escuchando su música, yo escuchaba lo que escuchaba ella. El atardecer llegaba nublado, saliendo del peaje le dije que mejor manejara yo y ahí ella estalló y comenzó a responderme en un tono no muy amable.
¿Qué mierda te crees tú, que acaso crees que no sé manejar? mira Andrés, yo te llevaba al colegio cuando chico, yo te vestía, yo te enseñé a caminar, yo te enseñé a comer incluso a como limpiarte el culo. Siento que crees que soy una inútil, que te sabes todo mejor que yo. No weón, yo soy tu madre, y también soy mamá de dos más, tú eres el único que me considera una inútil, déjame tranquila- me dijo sin pelos en la lengua, mientras aceleraba y aceleraba el auto sin razón alguna.
Yo quedé en shock, y en parte quedé en shock porque lo que me decía era verdad: desde que se separaron con mi viejo he creído que mi mamá es una inútil. A lo que se fue mi viejo de la casa, las riendas de todo las tomé yo, llevándome al hombro las cargas de los dos. Yo solo debí limitarme a lo que mis dos hermanos hicieron durante toda su vida con mis viejos: hacerme el weón y dejarlos ser.
Alrededor de cinco minutos estuvimos en silencio. Yo no le dije nada porque no quería refutarle aquello de que era una inútil sin un hombre al lado, pero al fin y al cabo es mi mamá, y como siempre supo darme ahí donde me dolió. Me pidió disculpas, me contó todo lo que pensó este fin de semana y que se sentía mal porque yo estaba peleado con mi papá y porque la miraba en menos a ella. Yo me compadecí de ella y le acepté sus disculpas. Quitó su mano derecha del volante y me hizo cariño por la cara.
Todo iba bien en una dinámica recurrente en la casa, yo de nuevo cedía frente al ímpetu irresponsable de mis viejos, hasta que en ese momento me di cuenta que solamente me estaba cagando aún más yo.
Si querí cagarte la vida, cágatela sola. He estado toda mi vida de tu lado mientras te peleas con el papá al punto que él y yo nos odiamos. Para ti es súper fácil que yo venga y te de apoyo y luego me mandes a la mierda, ¿no? Es súper cómodo para ti que tenga que cargar con tus cagás de penas, para que después te la des de inconsecuente. Antes de dártelas de mujer moderna e irte a pasarla la raja con el viejo, deberías haberte puesto a pensar en todo lo que sufrí yo por culpa tuya durante todos estos años. Nadie me mandó a meterme en tus cagás de dramas, yo solo me metí porque siempre te he querido mucho, y me las pagas encamandote de nuevo con el mismo weón que te hizo cagar una y otra vez- y solamente sentí que me agarró el pelo y me lo tiró como queriéndome sacar la cabeza del cuerpo.
No me dijo nada, solo se puso a llorar.
Antes de llegar a Viña, más calmado y más tranquilo le dije que yo estaba cansado. Le conté que era un viejo en cuerpo de pendejo. Ya no era el mismo, ni ganas de carretear tenía y en parte era porque he estado sufriendo con ella todo este tiempo, pero en silencio.
Si bien le pedí disculpas de manera implícita, le dejé en claro que debería tomarse más en cuenta el papel de mamá, porque si bien toda mi vida he sido independiente, me he transformado en el padre de ella y ella ha dejado de preocuparse de mí como madre.
Si tuviera un problema grande, a la última que recurriría sería a ti... cuando los he tenido, todos se han enterado excepto tú- le dije, mientras nos estacionábamos en el Jumbo. Ya más tranquilos me abrazó, lloró y lloró y me pidió disculpas.
A mamá nunca se le ha pasado por la cabeza que quizás sea portador del VIH.
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Paciencia... Y esperanza... Que todo salga bien...
ResponderEliminarno sabes cómo te entiendo...a veces los papás son salvavidas de plommo :/ Ánimo Andrés, todo va a salir bien.
ResponderEliminarTodo mi apoyo y buenas vibras para ti Andrés
ResponderEliminarÁnimo Andrés y no te encierres en tí mismo...el apoyo uno lo encuentra a veces de quien menos espera.
ResponderEliminarEx CaraDeTorta
Es la historia de mi vida.
ResponderEliminarSaludos.
Que lata, animo y paciencia.
ResponderEliminarSaludos
Pucha Andreh, si en realidad no tenis que meterte, si bien tu vieja puede ser muy cabra chica pa sus weas,en algun momento la edad le va a pasar la cuenta y se va a tener que comportar como adulta, mientras que tu teni que disfrutar tu vida antes de que te pongay viejo por fuera también.
ResponderEliminarAndrecito, me gustaria mucho hablar contigo a mi me paso algo parecido con mi vieja, animo nomas loco, despues la vida te sonreira nuevamente y seras el mismo de antes,el apoyo llega de donde menos esperas un abrazo Andres atte tu fan
ResponderEliminarEstimado amigo:
EliminarEsto no se lo escribo solamente a usted, sino que también a todos los amigos del blog; yo no soy Diva, yo no quiero la fama, yo solo quiero interactuar con ustedes, por eso los invito a agregarnos al Facebook, así me conecto a diario y charlo con cualquiera que lo quiera. No saben cuanto me hacen feliz sintiéndome acompañado, por eso amigo anónimo te invito a agregarnos como amigos y hablar, hablar hasta que no haya nada más que hablar.