romper hímenes

Por Andrés




 Antes del auto, antes de tener 18, antes de la universidad y antes de todo eso bacán, yo era simplemente un pendejo. Pero a pesar de que era pendejo, era un pendejo vivaracho, un flaco escuálido con el pantalón suelto y con la verga húmeda, con ganas de tener un orgasmo en todas partes y con todos. Si yo tuviera un hijo como lo fui yo, sería un padre maricón orgulloso... quizás debería contarles a mis viejos lo bacán que fui cuando era chico, que no solo tenía anotaciones negativas y expulsiones por llegar atrasado en el colegio sino que también un prontuario de polvos más nutrido que el de mis dos hermanos juntos: Andresito, hijo de tigre.
 Yo sabía bien que ser un pendejo menor de edad caliente, y dispuesto a tirar con cualquiera, es el deseo de muchos weones viejos y pedófilos. A mí me daba lo mismo que fueran pédofilos o no, simplemente me importaba que fueran bien parecidos y pasivos, siempre dejé en claro que si accedía a juntarme con ellos yo era el que penetraba y el que ponía las reglas, y no al revés... ahora que lo pienso bien, tuve mucha suerte de que al camino no me hubiera salido un weón loco que me hubiese violado. Pero en fin, ya pasó y afortunadamente no pasó.

 "Primera vez que me penetra alguien menor que yo" me decían giles que no tenían más de 20 años, pero a pesar de todo les gustaba, les gustaba la idea de tener un pene rosado dentro de ellos, un pendejo gusto a leche en pelotas, huesudo, lampiño y lleno de pulseritas sudando y gimiendo encima de ellos.
 En mi cumpleaños número 17 me di cuenta que ese sería el último año en el que podría decir con certeza que era menor de edad. La ley me la sabía clarita, siempre supe que tirando delito alguno no cometía, que quienes estaban a punto de irse presos eran los "adultos" que osaban a tirar conmigo y no yo... pero también me serví del vacío legal de tirar entre pendejos, de también follar con giles de mi edad o un poco menores que yo: ese último año me autoimpuse la política de tirar solamente con pendejos como yo, y lo cumplí. Obtuve un récord de quitarle la virginidad a varios pendejos, de darles el primer orgasmo de sus vidas, de quedar para siempre en sus mentes como el primero, como el INICIADOR. Iba a sus casas, conversábamos un poco, los hacía entrar en confianza y luego empezábamos a hacer lo que siempre quisieron hacer, y trataba de dejarles un gustito dulzón en la boca mientras me llevaba un gustazo yo.

 Todo iba muy bien y entretenido para mí, hasta que en la última semana de mi minoría de edad -mientras sacaba hora en la municipalidad para obtener mi licencia de conducir- me follé al último pendejo de mi vida.
 El weón elegido era un pendejo de 16, algo nerd, algo pavo, algo escuálido. Me tenía en el MSN no sé de dónde, siempre conversábamos tonteras mientras le metía la proposición indecorosa por debajito. El weón cayó, y un día que se quedó solo me invitó a su casa. Yo aún no tenía licencia ni auto ni permiso para manejar alguno que hubiera en la casa. Eran las 5 de la tarde de un miércoles nublado, les dije a mis viejos que iría a estudiar a la casa de un compañero de curso, agarré un colectivo y me fui hasta el centro, y del centro otro colectivo más hasta su casa. Me bajé unas cuadras más allá y caminé, con un mapa dibujado en un papel de cuaderno. Afuera de su casa lo llamé, salió a abrirme la puerta y era el típico pendejo que uno nunca se lo imaginaría viendo porno o masturbándose. Me invitó a pasar directo a su pieza, me senté en su cama a observar su ritmo, en las paredes tenía posters de animé, algunos peluches y en el escritorio un cuaderno abierto y varios lápices. Estábamos los dos igual de nerviosos, me mostró un dibujo de su perra (aún recuerdo su nombre, se llamaba Perlita), hasta que me armé de valor y le robé un beso, su primer beso y uno de los tantos míos. Todo surgió de una, en un lapso de tres minutos lo tenía de piernas abiertas y sin ropa tirado en la cama, metiéndole los dedos y besándolo de a poco. Los dos estábamos calientes, le expliqué los pasos a seguir, lo que esperaba yo que hiciera él, lo que debería esperar él que le hiciera yo, eso que el dolor se le iba a pasar en un rato y de una se la metí: no le dolió nada.
 Me manchó, como todo primerizo, pero a esas alturas ya estaba acostumbrado a mancharme con caca de primerizos, le dije que fuera al baño mientras me limpiaba y me cambiaba el condón, pero en esa nos metimos a la ducha juntos y nos duchamos y follamos debajo del agua, él tuvo un orgasmo antes que yo.
 Mientras me secaba con una toalla de mano, él limpiaba el desorden en pelotas y húmedo. De cortesía le seguí besando, y lo seguí calentando, pero me sentía lacra, me sentía tan cochino, me sentía como Humbert Humbert pero con escrúpulos y con sentimiento de culpa. Me vestí, agarré mi mochila y me fui de ahí antes de que llegaran sus viejos.

 Eran las siete de la tarde, estaba oscureciendo. Del cielo caía una garúa finísima desde unas nubes moradas, me fui caminando hasta el centro escuchando música, con peso de conciencia y con algo de pena. Llamé a Felipe -mi mejor amigo en ese entonces, ahora es simplemente un amigo lejano- me contó que estaba en el preu y que iba a salir en media hora más. Me dí unas vueltas por el centro, me compré un queque y caminé hasta el Arica, en dónde nos juntaríamos a tomarnos una cerveza a eso de las 9 de la noche. Mientras fumábamos, tomábamos y conversábamos de trivialidades, me llegó un mensaje del muchacho que me follé hace unas horas atrás al celular. Él me decía con cariño algo así como "Nunca olvidaré esta tarde contigo, fue genial", y exploté en llanto y le dije lo que había hecho al Felipe, así sin miedo de que me juzgara y que dejara de ser mi amigo, y me entendió. Felipe me dijo una charla algo existencialista y nihilista que no tomé mucho en cuenta. Llegué a mi casa algo ebrio, me cepillé mis dientes, ordené mi mochila para el colegio y me dormí. Al día siguiente, a este muchacho lo bloquié en el MSN.

 Bueno ya, tiempo pasado siempre fue mejor, los años pesan, ya no tengo la piel tan lisa y tan clara como antes, mi pene ya no es rosado y ya no soy menor de edad. Nunca más tiré con pendejos, aún cuando me pidieran a gritos que tirase con ellos.

 Mientras veía el partido de Chile con Uruguay, y mientras celebraba el segundo gol, me suena el Whatsapp. Era un número desconocido, me decía que estaría solo y que nos juntáramos mañana en la mañana. Lo ignoré hasta que terminó el partido, a la media hora después llamé al teléfono preguntando qué onda. Era un muchacho del Manhunt al que le había dado mi Whatsapp hace unos meses atrás, recién hoy se dignó a hablarme. Me dijo que se iba a quedar solo hasta el viernes, y que mañana tenía una ventana entre 10 y 1 de la tarde, me propuso tirar en su casa, y como también tengo ventana a esa hora accedí. Antes de que le contara me dice bien bajito y como en secreto "hagámoslo lento, soy virgen", y en mi mente resonó esa frase y los recuerdos de que romperle el himen a un weón es -si bien un lujo- una responsabilidad infinita, es dejar una marca en alguien, es ser el recuerdo permanente, el tópico recurrente y prohibido.

 Tiene 18 años, va en la universidad, por lo que veo también debe ser un ñoño escuálido pero caliente, de esos que uno nunca se los imagina viendo porno o masturbándose. Quizás mañana también este nervioso, quizás también me manche, pero de una cosa estoy seguro: seré su recuerdo más prohibido desde aquí hasta su eternidad. Romper hímenes es una responsabilidad enorme, pero placentera.

9 comentarios:

  1. jajaja, la primera vez yo no manche, nací para ser pasivo xd, aunque hubiera cambiado todo mis dotes por tirar contigo Andrew

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  2. yo la primera vez tampoco manche, pero debo asumir que nunca he disfrutado de pasivo, tal vez por eso últimamente me dio por la versatilidad y me las he dado de activo. Pero si, romper hímenes es igual a "me recordaras por toda la vida, y le hablaras a tus amig@s de mí, seré historia".

    El Vegetariano xDDDD

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  3. Que entretenido leerte
    heavy si, lloraste con el mensaje

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  4. Jajajajaja yo desvirgué a mi mejor amigo... Que gran entrada Andres! Extraño los 15, los 16 y los 17!!!! Aunque en ese tiempo solo quería ser mas grande. Ahora quiero ser un pendejo de nuevo. Caliente, loco, oculto, sin responsabilidades por la chucha!
    Cuidate.. En todo caso.. mi "himen" esta intacto todavía. Uyuyuiii ajajaj
    Saludos

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  5. Oh como que me dio pena leerlo...

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  6. Recuerdo muy bien que mi "himen" roto fue el regalo de mi cumpleaños Nº 23 después tenia que ir a hacer clases y con suerte me podía sentar... aparte tuve que subir escaleras xD kjakjakajkajkajakjakaj
    pero estuvo rico! Gracias ex... por haberme follado tan duro

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  7. Buena entrada Andres como todas nomas jajajaja, debo decirte que tb tengo18 y soy virgen pero no soy Nerd, de echo he tirado con minas, pero no con hombres por miedo xd, asi que no seas tan clasista y no generalices eh! eso Andres sigue complaciendo me con tus relatos atte tu Fan

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  8. Puta que se agradece cuando te quitan la virgnidá de manera piolita, lentita, "con cariño". Es un privilegio que pocos logran tener.
    Y si le queda doliendo el cochi... Su relajador muscular loco.

    Gaturro.

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  9. Ajajaja weon, pobres, debe doler mas que la chucha.

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