caer bajo

Por Andrés



 ¿Siguen insistiendo que somos de La Serena?

 Segunda semana de enero, en realidad estaba muy aburrido en la casa. Nunca me ha dado por ir a bañarme a la playa porque detesto la arena y el agua salada, así que a la playa voy o a tomar, o a correr... pero a nada más. Tampoco me tiré a la piscina porque estaba un poco resfriado, y tampoco llamé a mis amigos porque andaba con poca plata.
 Hace un tiempo atrás tenía un amigo con el que tiraba frecuentemente -Carlitos- pero se fue a estudiar a Santiago y murió la bonanza para mí. Era buena onda el tipo, un zorrón promiscuo y algo drogo, pero buena onda. Con Carlitos sigo hablando por MSN, pero quisiera que estuviera  acá en Viña para juntarnos de vez en cuando a tirar como antes. La cosa es, que esa segunda semana de enero estuve de vegetal en mi pieza, hechado en la cama con el notebook entre las piernas y viendo tele todo el día.
 La tarde del jueves de esa semana me empeciné con tirar con alguien (hasta con alguna ex incluso... estuve hasta haciendo llamadas a minas con las que juré nunca más tirar) pero quería tirar con alguien a todas costas, e hice casi lo imposible: no me resultó nada.

 Estaba pendiente en el MSN a ver si aparecía algún conocido, y a eso de las 8 mientras oscurecía apareció en el MSN el Carlitos. Yo le pregunté -naturalmente- si estaba en la ciudad y si quería que nos juntáramos y "no Andrés, iré a Valpo en febrero y dejo de trabajar a fines de enero y blá blá". Le conté que la cosa iba lenta en estos lares, que estaba aburrido y que no tenía a nadie con quien "desaburrirme". Ahí me la tiró corta, me dijo una frase tabú que tenía miedo de escuchar. Carlitos, de una sola sentencia y a la vena, me dijo "ANDA AL OPENMIND".

 El Openmind es un ciber que está en el centro de Viña, muy cerca del distrito de bares y muy cerca del Arica, el bar manly que siempre les cuento. ¿Qué tiene de diferente el Openmind de cualquier otro ciber en Viña? Bueno, el Openmind es una mezcla rara entre bar gay, ciber y motel, ahí se juntan los homosexuales más rancios, más sidosos y más viejos de la ciudad para tirar entre ellos. Es un antro de mala muerte al que jamás pensé ir, y al que juré jamás ir. Pero ahí estaba, aburrido y caliente, así que me duché, me vestí y me metí de nuevo al PC a ver si algo aparecía, no apareció nada.

 Me decidí a ir, pero esperé hasta bien entrada la noche para salir. Dieron las 11, le dije a mis viejos que iría a visitar a una amiga, que llegaría en unas horas más. Agarré el jeep y bajé al centro, estacioné el auto bien lejos y me fui caminando rápido. Pasé por afuera del Arica, miré a otro lado (esperando que nadie me viera) y seguí a trancos largos. Llevaba puesto un jeans y un polerón negro con capucha, lo más low perfil posible, cosa que nadie me reconociera, en la mochila llevaba pañuelos desechables, condones y una polera de repuesto. Llegué afuera del ciber, y entré sin mirar atrás. Mi primera impresión fue que el lugar tenía olor pecaminoso a motel. Habían muchos inciensos prendidos en todas partes. Caminé unos pasos, subí un escalón y hablé con el cajero. No le pregunté mucho, le pedí un computador y mientras procesaba la orden él fumaba tranquilamente. "El 2" y me fui sin preguntar a los primeros cubículos que estaban en la entrada. Era un cubículo oscuro, chico y pasado a humedad. Tenía un PC lento, con un teclado y un mouse sospechosamente pegajosos. Me sentía inútil, yo pensaba que era una weá distinta, que adentro del local iban a estar todos en pelota, pero no: lo único que había era un intenso olor a humo, poca gente y música rshomántica bien fuerte.

 En la pantalla de inicio del computador había un "chat interno" al que accedí, ahí me di cuenta que el lugar estaba lleno, pero que yo estaba en el "sector fome". Un weón me sugirió subir al segundo piso, así que agarré mis weás, salí del cubículo y le pedí al cajero que me cambiara al segundo piso. Mientras hacía el cambio, una pareja de pendejos evidentemente gays entraron, uno de ellos llevaba una flor de goma eva entre las manos, le pidieron a uno de los que atendían si podían pasar al baño, y pasaron los dos... juntos.
 Subí al segundo piso y me encontré con un verdadero antro: el lugar era súper oscuro, hediondo a humedad y tenía luces ultravioleta como de discotheque, se escuchaban ruidos varios a mi alrededor. El cubículo que me tocó era aún más humedo, oscuro y pegajoso que el otro. Abrí el chat, puse mis características como nick, y varios weones me ofrecieron "varias cosas". Les dije a todos que estaba en el 11, así que de a poco llegaron. Primero llegó un viejo gordo que bien podía haber sido mi abuelo, luego otro que tenía pinta de jornal de la construcción, luego un weón con mucha pinta de sidoso. Les dije a todos que no, me sentí una mierda, me sentí cochino y decadente. Estaba en una situación en la que siempre juré no estar, en ese momento caí tan bajo que me dio una mezcla de weás que hasta el momento defino como ira. Enojado, abrí la puerta del cubículo y me empeloté entero (excepto las zapatillas, me dejé las zapatillas puestas). Puse una porno y me empecé a masturbar con la puerta abierta a vista y paciencia de todos los que pasaban por el pasillo. Mientras me pajeaba, un weón pasó y me tocó el hombro, me di vuelta y lo empujé. Me dijo que me pagaba por chuparmela, pero lo volví a empujar y lo mandé a la mierda, se fue solo. Seguí masturbándome, hasta que cuando iba a eyacular, me puse de pie y llené con semen toda la pantalla y el teclado del computador, de pura rabia. Me vestí, agarré mi mochila y mientras iba saliendo, vi que había un papelero lleno de basura, condones y pedazos de confort. Lo agarré y boté toda la basura por el pasillo. Bajé al primer piso, pagué lo que tenía que pagar y me fui, con las manos sucias. Me subí al auto aún con rabia, manejé con rabia y llegué a la casa con más rabia aún. Agarré un Lysoform y me lo eché en todo el cuerpo y la ropa. Me puse el pijama, y me fui a dormir con rabia y con odio a mí mismo.

 Juré nunca decirle a nadie esta weá, pero ya que no me creen que soy de Viña: a contarles las historias prohibidas de Viña, ¿no creen?