Por Andrés
Hoy me quedé dormido, y llegué tarde a clases. Me importó una mierda porque el viejo de mierda me cae mal, así que chato de la universidad y de la lata de las clases en las mañanas, en el casino me compré un café y me hice la cimarra: me vine a la casa y falté a todas las demás clases.
Mientras manejaba a la casa me pasaba las manos en la cara, sintiéndome la piel recién afeitadita, suave y cremosa como el terciopelo, y me dio un boner no sé por qué, a algo me recordó esa textura.
En la casa, sentado, viendo tele y con un vaso de jugo y galletas, hice zapping un buen rato por la tele y ¡PING!: Las Crónicas de Narnia y él aparece y se me para de nuevo porque me acordé de mino sexy al que me tiré una sola vez en agosto del año pasado.
Me acuerdo muy bien de él, y de él les hablé una vez en el otro blog antes de cerrarlo. Déjenme recordarles como fue todo: él 18 años (o incluso creo menos), voz muy grave y masculina, de mi porte, ojos verdes, pelo castaño claro, pecoso, piel cremosa y suave, delgado y fibroso y sexy, muy sexy, con el mejor culo que he visto en años. No sé qué onda con él, pero desapareció de mis redes y nunca más volví a tirar con él, lo rico fue que le dí como caja, fue uno de los mejores polvos que tuve y el mejor orgasmo del año pasado.
Pero no solamente me acordé de él, también me acordé de ella: mayo y primeros días de la universidad. Un compañero de curso que ya no está en el curso me invitó a un carrete en su departamento, allí de la carrera éramos solamente él y yo, y muchas otras personas más que no conocía, solamente lo conocía a él. Estaba sentado solo en la terraza sintiendo el frío del mar, cuando llega otra mina pidiéndome fuego, hermosa, delicada y perfecta, piel clarísima, ojos verdes, pecosa, pelo tomado y de mi porte. La invité a una de mis cervezas y conversamos un rato. No era de acá, sino que de Santiago: fue de colada con una prima, y tampoco conocía a nadie. En el auto tenía un poco de yerba y una cola, con el dueño de casa me conseguí un papelillo y la invité a fumar afuera, a la playa. De su mochila sacó un gorro morado y se lo puso en la cabeza, bajamos en silencio el ascensor, yo miraba por el vidrio de la ventana su reflejo: tenía frío y llevaba los brazos cruzados, pero accedió a salir a fumar yerba conmigo -un completo desconocido- así que todo iba a pedir de boca.
Hacía mucho frío en la playa, así que nos fumamos lo que nos teníamos que fumar adentro del auto, tranquilos y sin apuros. Iban a ser las tres de la mañana, conversamos sobre nuestras vidas y nuestros gustos, teníamos la boca seca y mucha hambre, me acordé que tenía una botella de agua mineral en el bolsillo de mi puerta y la tomamos entre los dos. Mientras ella tenía los labios aún húmedos y helados me besó de repente, y yo la besé también, y me dejé llevar y le agarré el mentón con la mano izquierda y le besé el cuello con mis labios aún húmedos y helados. Me dijo, aún con la cosquilla en la lengua, que nos fuéramos al departamento a robar algo de comida y que bajáramos luego a fumar lo que quedaba. Subimos de la mano, nos corrimos mano en el ascensor, y seguimos de la mano adentro del departamento. A nadie le importó nada, unos cantaban a todo pulmón una canción pegajosa de los 80' y nosotros sigilosos rumbo hacia la cocina. Estuvimos un buen rato comiéndonos las láminas de queso cagados de la risa y bien apegados. Cuando nos acabamos todo lo "picable" comenzamos a comer fruta. Mientras me comía una jugosa manzana, comencé a pasarle la mano por la cadera y le besé. Bajé mi mano hasta su culo y ahí la apreté contra la mesada, haciéndole sentir la feroz erección que me había provocado. Desde cerca me mira a los ojos y lanzó una risita cachonda, se soltó de mí cuando vio pasar a una mina por una puerta que estaba al lado del refrigerador, ahí me tomó de la mano y me llevó con ella a explorar qué era: la pieza de la nana y su baño. No había nadie, así que entramos, cerramos con pestillo y comenzamos a huevear: no nos molestó nadie.
La comencé a desnudar poco a poco, me sentí como afortunado: yo completamente vestido desvistiéndola a ella pieza por pieza, prenda por prenda, dándome el lujo de contemplarla de a poco, aguantándome el ímpetu de metérsela, sintiendo la mezcla de su desodorante polvoso y su perfume. Le dejé solo los calcetines y la tiré en la cama. Solo me saqué la camisa y le comencé a besar la piel, los brazos, su cuello, sus tetas, sintiendo su suave, aterciopelada y cremosa piel con mis labios y la yema de mis dedos. No aguanté más, me comí su choringa y le puse mis cuatro dedos afuera, apretándole todo suavemente y sintiendo el calor que desde esa zona desprendía, como si toda la energía y calidez de su cuerpo se canalizara por el choro. Estaba volado, pero me sentía con ganas de agradecerle a la Pacha Mama por tener mis dedos sobre su vagina y sintiéndole no solo lo cremoso de su piel, sino que también su energía.
Del bolsillo saqué mi billetera, de mi billetera un condón, y el condón me lo puse. Tiré brutal, pero lo suficientemente aceptable como para una mina. Gimió, gemí yo también, no sé si los condones eran muy delgados o qué, pero sentía todo tan perfecto, su vagina como un músculo, como un puño aterciopelado que me la apretaba con gentileza y fuerza. De la emoción acabé relativamente rápido, me importó harto poco si había quedado satisfecha o no, pero yo ya estaba en la nota. Me puse el pantalón y me quedé tocándole la choringa un rato más. Cuando me cansé, le sugerí vestirnos y salir a la fiesta. Eran más de las 4 de la mañana, estaban todos ebrios, algunos muy ebrios, nosotros rojos y aún colocados con la yerba.
En el living, sentada en el sofá, entre mochilas, chaquetas y carteras estaba la prima de esta muchacha. Se paró y le empezó a gritar: estaba ebria, pero enojada. Según lo que entendí, tenían que haber estado en casa a las 3, y ya iban a ser las 5. Como me sentí algo responsable, les dije que las iría a dejar. Estábamos los tres muy locos, nos subimos al jeep y manejamos por las calles más chicas de Viña, hasta que llegamos al destino. Me despedí de ella, le pregunté el Facebook y me lo gritó mientras cruzaba la calle, no la pude encontrar.
Piel de crema, piel de crema. Creo que mi fetiche son, desde ahora en adelante, las pieles suaves, las pieles claras, los cuerpos juveniles. Quizás me cansé de tanto pecado, de tanto rastro de pecado, de cuerpos cargados en sexualidad. No, lo que a mí me hace falta es un poco más de cuerpo virgen... o al menos de cuerpo no tan recorrido.
¿Alguien que reúna estas características? prometo buena recompensa: un trozo de mi mente caliente se llenará de alguno de ustedes.
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ohh weon xdd teni que buscar entre tus fans o continua tirando en carretes po, si bucas se te hace mas dificil encontrar
ResponderEliminarAndreeh! wena, no me acuerdo de haberte leido alguna otra historia con minas, se nota que era bien rica, eso si, que lata que ni te preocupaste si la mina estaba satisfecha o no, quizas por eso mismo no te dio bien su facebook xD
ResponderEliminarAca Andres jajajajaja piel suave de tu edad ;) xd cuidate loco nunca respondes mis post pero bueno te sigo leyendo atte tu fan
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