Mejor descripción, por favor.

Por Andrés

 Yo no sé qué mierda esperé en algún momento del Gaychat. Pero sí, lamentablemente busqué wear por el famoso Gaychat en una de esas tardes aburridas de mis vacaciones de invierno del año pasado. 

 Iban a ser las cinco de la tarde. Hacía frío y era viernes, en unas horas después me iba a juntar con mis amigos a tomarnos unas piscolas en un departamento del centro. Pero era la tarde, estaba aburrido y quería wear. En el Gaychat habían muchos tipos peleando entre sí en la ventana común. Conversé con varios hasta que uno me ofreció chuparmela. Vivía relativamente cerca mío, decía que tenía 23, delgado, masculino y piola, según el PIOLÍSIMO. Tenía las llaves del departamento de mis viejos así que sin nada más que perder quedamos a que lo pasaría a buscar a una servicentro cercana. 

 Me duché, me vestí, me arreglé, agarré el jeep y me fui. Me estacioné en la servicentro y lo llamé diciéndole que estaba ahí. En cinco minutos me golpearon el vidrio y lo vi: nada de mal, alto, rubio y de rasgos geniales. Hubiera sido bacán todo si el tipo este no hubiese abierto la boca, pero la abrió, así que todas aquellas descripciones de que era masculino y PIOLA se fueron a la mierda: el maricón este era terrible, hueco a re cagar, amanerado amanerado, algo mina... mina total. El weón era desagradable, sentado en el asiento del copiloto llamaba la atención de todo el mundo, de la gente que caminaba por la calle y hasta de los demás conductores.

 Tuve la mala idea de decirle con antelación que nos iríamos al departamento de mis viejos en el centro. Sinceramente no quería llevarlo ahí, no quería que me viera el conserje entrando con él, no quería que los demás propietarios me vieran entrando con un tipo realmente gay al departamento y luego escuchar ruidos. Pero él estaba ahí arriba del auto, no podía decirle que no me tincaba o que no me lo quería follar. Qué hacer en esos momentos, qué mierda hacer en ese exacto momento. Ya, bien, el tipo era mino, si igual tenía su no sé qué, pero sabía que al momento de chantarle el pene en el culo el weón chillaría como mina y no po, eso mal. 

 Llegamos al centro, estábamos ahí. No sabía si meterme al edificio, estacionar el auto y bajarme con él o irme a la mierda. Cuando se anda en esas malas uno no camina por la calle en silencio, como ocultando el pecado. No, cuando uno anda en esas uno conversa con el otro. Uno trata de tener una conversación trivial, liviana, masculina y normal de dos personas que se mueven de un lugar a otro sin pensar siquiera en sexo ni condones ni orgasmos. Qué mierda hacer, qué mierda decirle al maricón para que no hablara tanto ni para que en algún momento determinado soltase una risita sissy y afeminada. Qué mierda hacer. 

 No pude entrar al edificio, pero tampoco podía llevarmelo a ningún otro lado. Un motel, quizás, pero tampoco tenía ganas de llevarmelo a un motel. De buenas y a primeras aceleré y crucé el estero. Me fui por Libertad y por ahí en Trece Norte, afuera de un edificio, le dije que se bajara.

 -Voy a estacionar el auto, tú espérame aquí que vengo altiro.

 Y el tipo este se bajó del auto, yo di vuelta a la esquina, apagué el teléfono y me fui para mi casa. 

 Iban a ser las 7 de la tarde. Hacía frío. Este tipo no llevaba ni mochila ni nada, solo estaba vestido con un pantalón hippie y un polerón. Quizás no tenía ni plata para devolverse, quizás no conocía ni la ciudad. 

 Hubiese sido más buena onda y lo hubiera dejado en algún lugar más cerca, pero no, mejor no: Eso le pasó por no haberse descrito mejor antes.