adiós verano

Por Andrés

 Mi verano murió cuando me fui de viaje a Perú: antes de irme, la vida sonreía para mí, las noches eran cálidas, los carretes entretenidos, las tardes de playa eran interminables, como si el sol se detuviera justo a las 7 de la tarde en el mismo lugar solo para satisfacerme mí. Ya cuando llegué de vuelta a Viña, el cielo estaba cubierto de nubes, el sol abrigaba menos y la gente ya no era la misma.

 A pesar de toda la mierda, mis amigos no me han dejado solo en ningún momento: el José Pedro -mi mejor amigo- me ha venido a ver todos los días con su polola, los tres hablamos tonteras, nos metemos a la piscina a bucear en búsqueda de weás random y asaltamos el refrigerador constantemente. Las invitaciones a carretear no me han faltado, pero aún así no me dan ganas de salir. El jueves en la noche le hicieron una fiesta sorpresa al Pablo que se va a estudiar a Concepción. En la tarde fuimos los tres a distraerlo un rato a su departamento mientras los demás le organizaban todo, jugamos Play por varias horas, pero yo estaba en otra parte, sentado en una esquina del living tomándome un Gatorade mientras los demás reían. Tenía como el cuerpo quemado, cansado de nada, así que le pedí recostarme un rato en su cama, estaba por atardecer. Me eché de costado en su cama mirando el atardecer, viendo la playa y a la gente retirándose a sus casas. El sol lentamente estaba escondiéndose entre el horizonte lleno de nubes y calladamente lloré no sé por qué. Prendieron la radio y de fondo sonaba Celestica de Crystal Castles, calmadamente comencé a dormir. Unas horas después desperté, solo escuchaba el tic-tac de mi reloj de pulsera. Abrí los ojos y el sol seguía brillando al frente mío a pesar de que eran casi las nueve de la noche. Me dio mucha vergüenza levantarme de la cama y ver que a la altura de mis ojos había una gran mancha de humedad, cuando mis amigos me fueron a ver les dije que babeo cuando duermo, nunca he babeado en mi vida.

 El carrete sorpresa estuvo entretenido, hice mis mayores esfuerzos de arreglarme y estar feliz como siempre, pero en las fotos que me sacaron no me veo feliz. Desperté a las cuatro de la tarde del día siguiente con un dedo del pie fracturado, en mi velador había un Gatorade helado que había dejado ahí mi vieja para mí, y en la cocina había un gran plato de ensalada de apio y pollo apanado que la Peca había hecho para hacerme feliz. Estaba comiendo en la cocina, en pijama y sin zapatos, cuando llegaron a verme el José Pedro y el Pablo -ambos con pololas- y con una gran bandeja de sushi. Como sabían que los invitaría a la piscina, todos llevaban sus trajes de baño puestos. Estuvimos metidos en la piscina hasta las diez de la noche, tomamos onces todos juntos y se fueron a eso de las doce. Tenía muchos mensajes en el Whatsapp que me invitaban a carretear, pero no salí a ninguna parte, me cepillé los dientes y me acosté.

 Ayer sábado casi lo mismo, llamé al José Pedro y al Pablo para que no me vinieran a ver, para que fueran con sus pololas a disfrutar el día: me sentía un poco lacra por absorberles tanto tiempo de parejas, pero en secreto no quería estar solo. A eso de las 7 salí a Reñaca con mis amigos de la universidad a un bar en la playa para despedir el verano. El sol se escondió lento, me despedí de él y me devolví a mi casa temprano. Estuve echado casi toda la noche en mi cama viendo tele, varias invitaciones a carretear en el Whatsapp, pero no pesqué ninguna. A la 1 salí de mi casa, me fui con una amiga a carretear a su disco y tomé Absolut como loco, pero a pesar de todo no me curé, terminé devolviéndome a la casa a las 9 de la mañana.

 Hoy cuando me desperté en la mañana me di cuenta que en realidad, toda esta de pena de mierda que estoy sufriendo no es por lo de mis viejos: toda mi vida he estado acostumbrado a este tipo de situaciones con ellos. Lo que me pasa en realidad, es que en este momento el amor de amigos no me es suficiente, ahora necesito estar con alguien, darle amor a alguien y recibir amor de alguien, no conformarme con el chorreo de amor de mis amigos y sus pololas.

 Necesito un pololo. Pero, ¿como encontrarlo, si para todos no soy gay? no digo que sea gay, pero jamás he podido decirle a alguien abiertamente que también me gustan los hombres. Quizás, la nueva meta de este año es abrirme un poco más y descubrirle al mundo ese lado importante para mí que oculto fuertemente, y que de a poco me está matando en todos los sentidos posibles.