En la mañana me levanté temprano, agarré el jeep y me fui a trotar lejos, a Ritoque. Lo hice porque quería estar solo un buen rato y alejarme de la cagá que está quedando en la casa. Debo reconocer que me levanté depresivo, sintiéndome mal y con mucha pena, pero después de correr algunos cuántos kilómetros y con la mente bien despejada, me dejé de cagadas, cochino y sudado me devolví al auto, y me fui directo hasta la casa del Gustavo a encararlo: a las 11 de la mañana estaba afuera de su balcón, llamé al timbre y me salió a recibir su nana. Él bajó después, en un delicioso boxer a cuadros y polera vieja, sin zapatos, sin calcetines y rascándose los ojos. Le pregunté preciso y conciso que si quería salir en la tarde un rato, mirando para otro lado y algo enojado me dijo que no podía, que debía ir al médico. Le pregunté que si después del médico podía, tampoco podía. Con la paciencia acabada le pregunté qué cuándo podríamos salir, me respondió que no sabía, diciéndome casi como con asco que quizás el 25. Ahí me dio la cagá, firmemente le dije que se dejara de mierdas, que no mintiera más. Le rematé todo con un "Me conoces bien, sabes perfectamente que odio rogar". Quizás me respondió algo, pero no tengo idea porque me di la vuelta y me fui de su casa sin despedirme. No me llamó más, me importó una mierda.
Desde lo del Gustavo me fui directo al Jumbo. Ahí compré un Stoli y unas cervezas, en la Cruz Verde una caja de condones y pasé a buscar algo de yerba donde un dealer. Abastecido llegué a la casa, donde estaba la cagá, pero en silencio. Rompí la rutina de mierda sacando los parlantes al patio, puse la Futuro y me tiré a la piscina en puro calzoncillo, mostrándole mi humanidad con sobrepeso a la Peca (mi nana), a mi vieja y al mala onda de mi viejo. Chorreando agua, me senté a la mesa a almorzar con el mismo short y con la misma polera con la que salí a trotar. Mi viejo estaba emputecido y mi vieja estaba en otra. Uno que otro roce tuve con mi viejo, me comí el postre y me fui al fondo del patio a fumarme un pito y a revisar el Manhunt. En estos días, sexo me han ofrecido bastante, así que acepté al primer maricón que pillé.
Ducha, short y polera, un poco de perfume, en mi Jansport metí algunas cervezas heladas, yerba, condones, benzocaína y una polera de repuesto (por si el maricón me manchaba, no me manchó). Me fui contento a su departamento en Valpo y me lo tiré...
Debo decir que no me lo tiré, en realidad me desquité con él, al punto de que le pegué varios chirlitos con odio en el ojete (imagínense, sonaron bacán). El weón era algo viejo, tenía como 35 años. Flaco, alto, pelo negro y algo largo, dientes bonitos, aliento de viejo, margaritas en las mejillas, me recordó levemente al Pollo Fuentes. Le di como caja, me desquité con el viejo maricón. Desde las 4 hasta las nueve estuve encerrado en su departamento, follando en varias piezas del departamento viejo y pasado a fritura. A él lo dejé todo mordido, moreteado y jadeante. El weón quedó feliz, creo quizás que creyó que estaba apasionado y caliente, pero en realidad no supo que yo me estaba desquitando con él: mientras le metía el pene, pensaba en todas las weás malas que me pasaron desde que comenzó el año, naturalmente le pegué.
Ya de noche, me duché y me fui del departamento hediondo. Iba manejando cagado de sueño, con el pene adolorido, con la moral baja y con algo de hambre. Me fui al Mcdonalds de Reñaca y pedí una Cajita Feliz, estacioné el jeep y me fui con la Cajita Feliz y la mochila a la playa. Me saqué una cerveza caliente y empecé a comer y a tomar solo y con mucha pena. Estaba acabándome la cínica bolsita de manzanas con sabor a plástico que ahora traen las Cajitas Felices, cuando me suena el teléfono: era mi mejor amigo, quería saber cómo estaba y si quería que fuéramos a carretear al Huevo. Conversamos un buen rato, le dije que no quería ir al Huevo a carretear, que tenía mucha pena como para salir.
Llegué a la casa hace un rato atrás, estaba todo muy callado y muy oscuro: mi vieja en su pieza y mi viejo en su oficina metido en el computador. Solo en la cocina había algo de ruido, porque estaba la Peca viendo tele y esperando a que llegara el radio taxi a buscarla. Del refri saqué una cerveza y me senté al lado de ella, la miré fijo y le pregunté si todo lo que estaba pasando era culpa mía. Con sus manitos pasadas a cloro me hizo cariño en la cara y me dijo que nada de lo que estaba pasando era por mi culpa.
Pero si no es culpa mía, ¿de quién mierda es? No alcancé a preguntarle a la Peca porque el radio taxi había llegado. En fin, ya estoy suficientemente viejo como para tomar la pena como cabro chico, y lo suficientemente independiente como para hacerme cargo de problemas ajenos. A la mierda el mundo, no debo esperar nada de nadie: sólo debo esperar weás de mí.
estás como esos niños cuyos padres están en el proceso del divorcio... con el toque nasty de tu hipófisis liberando gonadotrofinas como loco
ResponderEliminarPonte tranquilo, quizas muchos sentimientos fuertes en conjunto te tienen de esa forma.... :3
ResponderEliminarEstas tomando los problemas de tu casa como tuyos Andrés y eso no es bueno porque claramente no eres asi de depre.. :/y estas pasandolo pesimo! animos cariño! un abrazo de donde estoy que es muy lejos de donde estas!
ResponderEliminarAh es normal esa sensación de culpa,pero no teni porque sentirte mal, no tiene nada que ver,yo cacho que con tu amigo todo se va a solucionar ;) soy medio psíquico xd arriba el animo nomas y bacan que conti estas cosas por aqui saludos a la peca atte un fan?
ResponderEliminarSe me hace que eres de esas personas que quieren mucho cariño pero no sabe de donde obtenerlo e intentas obtenerlo con sexo. Todo este tiempo me he "encariñado" con tus historias, con el blog y un poquito de ti, y me da ganas de darte un abrazo para que se te pase toda la pena.
ResponderEliminarohh que lindo, me sumo:3
EliminarCuentanos que ha pasado!!!
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