Pepe Pincheira

Por Andrés.








 Meses atrás no me hubiera tomado la noticia con tanta mesura. Meses atrás quizás ahora estaría pensando en cosas tan sucias, calientes y picantes sobre él, sobre el compañerito de curso mío y del Caco, del que me acabo de enterar que es gay como yo. Nunca me lo imaginé. Llevo tres días tratando de procesar la información. No pienso en nada más que en el pasado, nisiquiera me lo imagino gimiendo, dilatado, desnudo o siendo penetrado por otro weón. El weón es guapo, es inteligente, tiene buen físico, podría pensar muchas cosas pero de ellas el sexo es lo que menos pienso. 

 Mi computador puede conectarse al televisor de manera inalámbrica, pienso. Puedo poner una canción en Youtube para que se reproduzca en el televisor que está conectado a los subwoofers, todo esto y sin cables, pienso mientras escribo esta entrada, algo volado, tratando de subir el cerebro con un poco de cerveza. Recién fumé mucho, fumé harto, pero he fumado tanta yerba buena en este último mes que ya nada me hace efecto. Así que todo piola mientras me tomo esta cerveza y la música suavecita atrás de la pantalla del PC. 
 No sé por qué últimamente me ha dado por salir con la cámara en la mochila por todas partes. En las pasadas dos semanas he tenido registro de todos los caños y bajones y juntas en las que he estado. No supe como la noche del viernes terminé la noche sacándole fotos a una cocina de la casa de unos tipos que encontré en el Gaychat. Suena fuerte leer 'Gaychat' siendo que lo he dejado de usar, pero esta vez no fui a meterle el pene a nadie, solo quería conversar y distraerme un poco con una conversación anónima. Para todas partes con la cámara.
 Un día después de clases me fui a vagar por el campus de mi universidad. En el cuello llevaba colgada la cámara y encima de la oreja un caño. Me ardían los dedos por prender el caño con un weón con el que pudiera coquetear. A lo lejos al frente mío, sentado en una banca con unos audífonos puestos estaba solo un tipo bastante guapo. A saltitos crucé el patio, raja de volado, y con el instinto caliente de un weón marihuanero le metí conversa y lo invité a quemar conmigo. 
 1.70, moreno, rostro anguloso y simétrico, voz sedosa, inteligente. Sentado cerca mío le enseñaba como configurar la cámara, tratando de que suavemente sintiera mi perfume. Le miraba profundo, él solo reía más guapo aún. Le estaba contando una anécdota de la que se cagó de la risa mientras le sacaba fotos a un árbol. Cuando enfocaba en silencio el objetivo, de su boca surgió un puchero. Al darme vuelta hacia él su rostro estaba rojo, sostenía un pañuelo de papel mientras lloraba desconsolado. De un momento a otro el weón se puso a llorar y no le pude consolar. Estaba tan shockeado que solo atiné a sacarle fotos.
-Yo amo a la Damarys. Yo la amo pero la mina no me pesca, y me duele.
 El weón era hetero, mamón y llorón, qué weá más matapasiones. Enojado y emputecido, guardé la cámara en silencio, agarré mi mochila y mi marihuana, y me fui sin despedirme. A la noche siguiente, después de haberle sacado fotos a la cocina ajena, le mostraba las fotos del weón llorando a los muchachos y me cagué de la risa de mi rotundo fracaso. 

 Ayer sábado, segundo día, tampoco pude pensar mucho en él. No pensé mucho en él porque dormí todo el día y en la noche, de la nada, en mi jeep íbamos camino a Valparaíso con tres gringos que venía recién conociendo: Tony, Erick y Timberly. Los tres, ebrios, me hablaban en inglés porque no me podían hablar en español de lo ebrios que estaban. Solo escuché el vómito de Timberly caer en los asientos cuando por el retrovisor la veía tratando de aguantar las arcadas. Aún así y a pesar del mal rato, seguimos nuestro viaje hacia Valparaíso para bailar, hablar solo inglés y seguir drogándonos. 
 Pero hoy, hoy domingo, no pude dejar de pensar en la situación durante todo el día: El Pepe Pincheira, mi compañero de curso más nerd de la básica, era gay. Descubrí su homosexualidad cuando de aburrido urgueteaba en el Grindr. De la nada, y cerca mío, apareció un perfil con su foto en grande. Era él, eran sus zapatillas y su polera de 'Liberen al Tibet'. El Pepe Pincheira, mi compañero de la básica más cabro chico, el niño más inocente y más buen sanmaritano que pude conocer era hoy, diez años después, un homosexual más empoderado que yo. 

 Brazos abiertos en el medio del desierto florido, sonrisa de oreja a oreja, su cabellera tomada en una cola, 'Commited' y sin ninguna descripción más que la poca distancia entre los dos me arrojaba el Grindr. Revisaba el celular mientras cagaba en el baño, no pude creer la weá. No sabía nada del Pepe salvo las pocas cosas que sabía de él por el Facebook: Estudiante de ingeniería forestal en Valdivia, piola, bueno para los animales, para la naturaleza. Cabello largo, guapo-guapo, nada que ver con el pendejo aweonao y sin gracia que conocí de quinto básico a primero medio. Era él, pero no lo podía creer. 
 Espere con ansías la noche, porque en la noche llegaría el Caco desde Santiago a pasar las vacaciones de invierno. Hoy nos juntamos todos a fumar marihuana y a tomar, de mi mente no podía sacar al Pepe ni a su homosexualidad. Traté de que pasara piola mi inquietud cuando no pude contener más y a viva voz le pregunté si el Pepe Pincheira era gay:
-Sí, lo es. Todos sabemos que es gay. Está muy asumido, está pololeando, sus viejos lo saben. 
 Y ahí toda mi mente, todo mi ser calló de frentón al suelo y de la impresión no atiné a hablar más. Quizás para otros heterosexuales que el Pepe sea gay así abiertamente no significa mucho, salvo para mí. Yo que traté de ocultar tanto mi homosexualidad, el compañero más naíf y más pendejo del curso se reveló en contra de lo establecido y salió del closet antes que yo. Ahora, ebrio por la cerveza, sigo sin creer nada.

 ¿He sido un gil con negar mi homosexualidad?

 Al menos él es feliz, ninguno de sus amigos le ha dicho nada, su vida es normal y mientras tanto yo sigo contando esto como si fuera la gran cosa por este blog.


 Mi vida es rara, pero hasta hoy no lo sabía con tanta certeza. 




4 comentarios:

  1. Creo que no se puede responsabilizar a ningún maricón de negar su homosexualidad conforme a haber nacido en algún núcleo familiar de enseñanzas retrogradas tu cachai las volás culiás de la sociedad... pero quizás la falta está en no luchar por lo que sos. Pero valdrá la pena tanta guerra para vivir sin capas? o saltarse pajas y vivir tapado y piola? igual ya no estamos en los noventa :P

    La paso super con tus entradas.
    Háblale al pepe y cáguense de la risa de las weás del pasado jajajaja

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  2. Esta entrada se resume en una pregunta:

    ¿He sido un gil con negar mi homosexualidad?

    la respuesta que puedo darte, es que mas que gil, tu miedo no ha dejado que de alguna forma, disfrutes plenamente tu juventud. viste en el lo que a ti te gustaría ser y te limitas. viste en el todo lo que tu no puedes ser, y lo peor es que es por decisión tuya. es tiempo de reflexión. suerte con eso

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  3. El clóset es la cuota de la hetronorma...no hay nada que negar ni asumir en el fondo

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  4. Es la segunda entrada que que leo de tu blog. Me gusta.
    Respecto de tu pregunta... si lo ocultas o no, tu sabrás, pero debes sentirte cómodo con ello y si escondiéndote no te sientes bien, deberías hacer algo al respecto, total el culo y el pene son tuyos, es cosa tuya lo que haces con ellos, nadie tiene porqué opinar al respecto.
    Los gustos sexuales no tienen porqué ser tema, creo yo.
    Sigue escribiendo, tu blog es genial =)

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