Drogado hasta más no poder. Sentía que en cualquier momento me caería en la arena porque no me podía las piernas. Estaba todo oscuro y en silencio, el mar bramaba en el fondo. El viento me salaba la piel, los gritos de un niño regordete llamado Vicente me hicieron reaccionar en seco. Él flotaba en un pequeño barquito de plástico color verde, en el medio de una piscina inflable llena de agua sucia. Debía vigilarlo en todo momento porque aquel juego no era para niños de su edad. Insistí en que no se subiera, pero su mamá llegó con el ticket comprado y el pendejo chillaba y el jefe me dijo que lo dejara subirse al barquito. Estábamos todos los trabajadores drogados, si se hubiera caído al agua cochina ninguno hubiera reaccionado bien. Afortunadamente no pasó nada, pero aún así me sentía impotente mirándolo desde la orilla. Impotente porque estaba drogado, no me podía ni las piernas y menos podía con Vicente, sus gritos y su ímpetu arrollador de hijo regalón.
Trabajé por unos días en un parque de juegos para niños en la playa. Me llamaron una tarde al celular para que reemplazara a un weón que se había enfermado. Me ofrecieron 15 lucas diarias, de 4 a 12 de la noche. No necesitaba la plata, pero quería ganarme la vida al menos por primera vez en la vida. Aquella jornada, a las 11 y para capear el frío, uno de los muchachos se sacó un caño tan potente que los cuatro trabajadores quedamos en estado vegetal. Después de terminar el turno agarré un taxi y me fui al centro. Era la 1 de la mañana, no quería llegar a la casa tan volado. Me bajé y me metí a uno de los bares gays de Viña porque estaba aburrido de todo lo que acostumbro. Primera vez en un club de ambiente, todo fue tan nuevo, tan excitante. Bien sabía que era tarde y que estaban cerrando el local, pero los trabajadores del bar no pudieron con mi ímpetu de hijo regalón, me dejaron entrar y me sirvieron una cerveza de litro, la que compartí con los últimos dos clientes que quedaban en el local: una joven del ambiente llamada Alma y un tipo mayor colombiano del que no recuerdo su nombre. Me echaron del bar porque era tarde, no quería que la noche terminase: estaba cansado, no me podía las piernas pero aún así me sentía poderoso con mi plata ganada con mi sudor y cansancio. Llegué a la casa y me quedé despierto tomando y fumando en soledad, hasta las 6 de la mañana.
Cuando desperté no supe si todo aquello fue un sueño, una mala volá o si realmente todo había sido verdad. En un momento imaginé que Vicente era yo, navegando una piscina inflable de agua sucia en un barquito de plástico para niños que no son de mi edad, creyéndome el dueño del planeta porque mis viejos me callan la boca con plata. Cómo no imaginarlo, cómo no imaginarlo si en realidad yo soy Vicente, navegando el mundo en un automóvil para niños que no son de mi edad, con el ímpetu de un pendejo regalón, faldero y aweonao, creyendo que tengo todo pero en realidad nada. Voy por la vida pensando que el juego lo tengo ganado, pero más que nada soy un hombre a medias: medio maricón, medio heterosexual, medio zorrón, medio hipster, medio casero. Revisando Facebooks ajenos, de lectores del blog, de amigos, de desconocidos, de minos a los que le tengo ganas, descubrí que ninguno se parece a mí, ninguno tiene el déficit de personalidad que tengo yo. A veces soy un pendejo, a veces un activo dominante, a veces drogadicto con experiencia, otras estudiante destacado, pero nunca alguien constante. Llegué a los veinte considerándome un pendejo de quince aún.
No sé si sea por influencia de mis viejos. No sé si son mis viejos los que me han convertido en Vicente. Hoy cuando regresaba a casa en el jeep imaginé que mi vieja era la vieja del Vicente. No me la imagino corriendo hacia un operario de un parque de juegos inflables con un ticket recién comprado, pero sí me la imagino corriendo hacia mí con una Mastercard dispuesta a callarme con plata. La he visto haciéndolo, he visto a mi papá haciendo lo mismo. El auto que manejo, la plata para las drogas, la ropa, los viajes al extranjero, la universidad... todo me hace sentir Vicente. Yo soy Vicente, y tengo miedo de descubrir el mundo: me masturbo la mente con el pensamiento de que todo lo puedo mientras esté flotando en un barquito de plástico color verde, en el medio de una piscina inflable con agua sucia justo al lado del océano.
Debería haber subido al pendejo al barquito y haberlo lanzarlo al mar, para que se diera cuenta que el mundo no es lo que él piensa. Creo que debería irme a navegar en mi barco al mar, y dejar de flotar en la piscina inflable con agua sucia en la que estoy ahora. Así mi vida se resolvería, creo yo.
buena entrada... Creo que es mi favorita wn. Hernan, abrazos
ResponderEliminaral fin una entrada decente
ResponderEliminarBuena, cabro! de a poco ampliando esa hermética burbuja. Aguante noma'. No sé realmente porqué, pero me caes bien. Y no es que seas pesa'o, sólo que reúnes la mayoría de las características de alguien que me cae irreconciliablemente mal: pica'o a zorrón, medio cuico, abacana'o y toda esa vaina de "aquí te las traigo, peter". Quizás me caes bien porque he aprendido a "conocerte" y entenderte a través del blog y de facebook (y de una que otra conversa en el chat). Un abrazo, futuro colega!
ResponderEliminarSaludos!
Pd: esta semana andaré por viña, a ver si nos juntamos de una vez por todas.
Creo que los barquitos inflables se rompen en algun momento, tarde o temprano, el plastico se gasta. Buena entrada.
ResponderEliminarLando
Andrés... te fuiste en la profunda heavy! y me gustó... creo que yo tambien navego en aquel barquito de plastico color verde... u.u hay weon te juro que me llegó heavy todo u.u
ResponderEliminarun abrazo.
Clau
a mí también me gustó
ResponderEliminarno eres diferente a nadie, eres un persona corriente con problemas corrientes, mucha gente se siente igual, deberias poder encontrarla y compartirte
ResponderEliminarmejoraste considerablemente despues de la ultima entrada, esta buenisima esta felicitaciones.
ResponderEliminarCada día se pone peor... Imagínate a los 40 las cosas que habrás vivido...
ResponderEliminaresto es tan yo, me hiciste llorar una y otra vez, sigo llorando, me moría con cada una de tus palabras. Tengo una extraña sensación, es como que todo lo que escribieses (excepto con el sexo con desconocidos) es como si yo lo hiciera, me hiere, me manda a la mierda, solo 2 post tuyos me han hecho llorar, demasiado.
ResponderEliminarAnita Berlusconi
Lo único que necesitas es un abrazo, alguien que te diga: "te quiero, sigue adelante, yo confioen ti", tus padres no han sabido como ser buenos padres,no es culpa de ellos, tampoco la tuya
ResponderEliminarsiempre llego a descubrir los blogs cuando tienen mucha historia, me entretuve leyendo tus weas, lo mejor fue poner el video en youtube que publicai y comenzar a leer.
ResponderEliminarsiempre descubro los blogs cuando tienen mucha historia haha me entretuve leyendo tus weas, lo mejor fue poner el video de youtube que publicai y comenzar a leer.
ResponderEliminarPUTA LA WEA, LLEVO DÍAS ESPERANDO UNA NUEVA ENTRADA, TU BLOG ME PRODUCE ADICIÓN JAJAJAJ
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