Contrareloj

Por Andrés

Me acabó en la cara. Había dejado que me acabara en la cara porque sería la última vez que me vería en su vida. De regalo le dejé un condón usado escondido en algún lugar de su pieza y mi polera sucia y manchada de semen, como para que después se acordara de mi perfume y al weón le baje la pena, o la calentura, o los deseos de matarme, me da lo mismo. La weá fue que de su casa salí emputecido, tuve un polvo mediocre con él por culpa de él, incluso le dejé que me metiera el pene, pero el weón estaba pesao, enojado, mala onda, ácido y me decía a cada rato

-Estamos atrasados.

 Y es que en verdad el weón estaba atrasado, tenía que entrar a trabajar pero a mí me daba lo mismo, quería que me violara, que me hiciera mierda, darlo vuelta, pegarle, dejarle moretones y chupones en la espalda para que su mina le hiciera escándalo, pero el weón no hizo nada más que esquivarme y pedirme que parase, que me vistiera y que me fuera. Le dejé bien en claro que sería la última vez que me vería, le dije que me acabara en la cara y que me iría a la mierda. Lo hizo, me dignifiqué lavándome la cara, cambiándome la polera y saliendo de ahí antes que él mismo, pegando un portazo y derrapando los neumáticos del hermoso y sexy jeep que papi me dio exclusivamente para que dejara bien en claro -especialmente en estas situaciones- que no soy un simple weón en la vida. A pesar de que soy el weón menos zorrón y cuico de Viña del Mar, en ese momento me salió todo el arribismo de mierda y dejé la cagá, aunque nadie se dio cuenta (y bueno, no me quedaba otra, tenía la cara llena de trazas de semen ajeno). Adiós a las visitas furtivas a su oficina.

 A pesar del momento violento, cuando iba manejando de vuelta a la casa me bajó la cagá. Y es que de verdad me sentí mal, me sentí cochino, me sentí usado pero no de forma recíproca. Me sentí maraco, menos hombre, me sentí puta y es que esa weá no va conmigo. Vagué por la ciudad un buen rato, sin bajarme del jeep, hasta bien entrada la tarde. No quise almorzar, solamente llegué a la casa a ducharme y a cambiarme ropa. Iban a ser las seis de la tarde, tenía ganas de fumar marihuana pero nadie me quería vender. Casi en un aleteo de desesperación me metí al Gaychat a buscar a algún travesti que vendiera. Nadie me vendió, pero ocurrió algo mucho mejor.

 Mi intención no era sexual en el chat de sidosos. Perfectamente pude haber sido cualquier volao drogo heterosexual desesperado comprando droga en algún lugar al que no pertenece, como todas las veces que he tenido que subir a Agua Santa a comprar yerba en unas poblaciones más callampas y peligrosas que la mierda. No, no buscaba sexo, menos ahí que es igual o peor que ir a tirar al Open Mind, solo buscaba marihuana. En un rato un tipo me habló. 23 años, masculino, harto lejos de mi casa. "Solito" dejaba bien en claro en su nick, ni me saludó, solo me dijo

 -No tengo para la venta, solo para consumo personal.

 Casi queriéndome decir "Ven a fumar y me culiai". Me lo dijo implícitamente, pero yo no buscaba nada sexual, solo quería que me convidara una quemá, quizás pasarle tres lucas para comprarle un pito todo picante de su "conshumo personalts", quedar loco e irme. Me mostró fotos, era un weón normalito, de esos que igual no son tan minos ni tan bacanes, si no que bajo perfil, de esos que si te dieran a elegir no lo eligirías.

 No tenía nada que perder porque ya lo había perdido todo. Manejar más de media hora a Villa Alemana a fumarme un caño con un weón que había contactado mediante un chat de sidosos es caer bajo, dignidad a la mierda. Pero lo hice, fui y me encontré con él, un tipo normalito, masculino, piola y sin mucha pretensión al igual que yo. Entré a su casa, conversamos un rato. Agradable el tipo, era realmente masculino, piola, como un niñito buen hijo, como que me dio vergüenza estar ahí porque quizás era un error, quizás él no era ni gay ni estaba en la página buscando sexo, quizás sus amigos le hicieron una broma y el tipo me había recibido en su casa de pura buena persona. Cuando me confirmó de su propia boca que estaba en búsqueda de sexo -"weveo" le decía con frecuencia- mandé a la mierda la marihuana, ni la pesqué y le bajé los pantalones ahí mismo en el living y le dilaté el culo con la lengua, decir que su cuerpo y su culo eran perfectos es quedarme corto. En un movimiento caliente, sexual y húmedo comenzamos a fumarnos el caño entre los dos hasta quedar desorbitados, metiéndonos las manos en donde no nos llega el sol, llevándonos todas nuestras humanidades a la boca, tirados en el suelo, frotándonos los genitales en búsqueda del nirvana. Y es que estábamos tan volaos que todo fue perfecto (o al menos así sentí que lo sentimos). Cuando le metí los dedos en el culo palpé todo lo que tenía para ofrecerme: un culo perfecto, un ano soñao, caliente, húmedo, carnoso y apretado, vísceras calientes y viciosas escondidas adentro de un niñito que perfectamente pudo haber dedicado su vida a seguir el camino de Jesús convirtiéndose en cura. Mientras le daba back and forth intenso y rápido, como si mis caderas estuvieran controladas por un motor, pensaba volao que quizás él estaba poseído por sus vísceras, porque cualquiera que lo conociera y le percibiera lo de afuera ni se lo imaginaría en cuatro en el suelo, siendo follado por otro hombre, jadeando y gimiendo desde el umbral mismo del pecado, con los ojos desorbitados y la cara hinchada por la droga y el deseo. Le dí tan rico, me sentí tan orgulloso de mí mismo en ese momento porque el weón estaba casi agonizando en un orgasmo sostenido y bien disfrutado.

De un momento a otro, ya casi a los 50 minutos de inicio de la proeza, giró su cuello y me miró hacia atrás con sus ojos más rojos que el rojo mismo, mientras le daba más fuerte de lo que él podía soportar. Entre un jadeo fuerte que rayaba en el sufrimiento me dice, como si estuviera muriendo, que sus amigos estaban por llegar. Y es que estaba en lo cierto, sus amigos estaban por llegar porque incluso antes de que me hiciera cambiar de opinión respecto a fumar e irme sin tocarlo, él me dijo que sus amigos -que no cachan nada de su afición por el pene ajeno- estarían por llegar a jugar Playstation y que debíamos ser precavidos. Pero al igual que en la mañana no le hice caso al tiempo y seguí dándole pene más fuerte, mientras mezclaba gemidos con suplicas para que parase. Después de otros veinte minutos le saqué el pene del ano porque ya me estaba desagradando su lamento constante, aunque ninguno de los dos acabó, por mí hubiera seguido la semana entera, no estaba ni sudado ni cansado. Solo me lavé las manos porque quería conservar todos sus fluídos perfectos y exquisitos en mi cuerpo la mayor cantidad de tiempo posible. Nos vestimos y nos sentamos al living a escuchar música, a fumar y hablar de sexo. Le conté que tenía un blog, le conté mis historias, nos cagamos de la risa un buen rato aún volados, él en parte cansado, yo con ganas de seguir dándole, aún erecto. A los 15 minutos tocaron la puerta, eran sus amigos. Casi de inmediato me echó de la casa en un escueto y casi violento mensaje por Whatsapp. No quería ser mal agradecido con el tipo que me había dado todo lo que deseaba, se comportó un siete en la cama, me dejó hacerle de todo y más encima me dio marihuana. No podía abusar de él más de lo que ya había abusado mientras tenía mi pene adentro de él. Me despedí de todos sus amigos, agarré mi mochila, mis cigarrillos, me despedí de él y crucé el umbral de su puerta y su jardín volao, fumándome un pucho, sintiéndome la raja, satisfecho en todos los sentidos, más feliz que la mierda. No fue necesario roncear las ruedas del auto, me devolví por la carretera manejando lento, sin prisas, contento y digno.